La palabra “valor” es una de las que más acepciones tiene en el diccionario. Cuando hablamos de valor, podemos hablar de la importancia que se le atribuye a algo o a alguien en una determinada disciplina.
Podemos hablar también de valor en términos éticos y morales, como ser justo con tus acciones. Valor como sinónimo de tener coraje o valentía para hacer algo.
Valor como resultado de algo: el valor de “Y” es igual a 10. En Arquitasa, cuando hablamos de valor, nos referimos al valor que tiene un bien (inmueble -por ejemplo, una casa- o mueble -por ejemplo, un coche) o un servicio.
El valor es algo simbólico e incluso subjetivo ya que, no tiene el mismo valor una casa en un pueblo costero para alguien que ha pasado todos los veranos allí desde su infancia, y conserva amistades y familia, que para otra persona que no tenga ningún tipo de relación con ese lugar.
Pero en términos de valoración inmobiliaria se tienen en cuenta factores que sí son objetivos, como la ubicación o el estado en el que se encuentra un inmueble.
Cuando escuchamos la palabra “valor” lo primero que pensamos es en una cifra económica o material pero lo cierto es que influyen muchísimos factores a la hora de definir el valor de algo.
Es importante remarcar que algo puede tener un valor especial para alguien y no tener nada de valor para otra persona.
Si hablamos de “valor” en un contexto material, como por ejemplo el valor de un edificio, nos referimos a la cantidad económica estimada que vale dicho edificio en el mercado, en un momento determinado.
Son muchos los factores que se tienen en cuenta para determinar el valor de un inmueble, como por ejemplo la ubicación, el tamaño, la orientación, las tendencias del mercado o el mantenimiento del bien.
El valor se refiere a la utilidad, importancia o beneficio que una persona otorga a un bien o servicio. Puede ser subjetivo y variar según la percepción individual.
El «valor» es el significado que le atribuimos a algo basándonos en su utilidad y su relevancia. No es una cantidad fija, como puede ser el precio.
Puede variar con el paso del tiempo si el bien en cuestión deja de ser útil o sufre cualquier tipo de desgaste o simplemente deja de interesar a los usuarios.
El valor de un inmueble no es subjetivo. Lo determina un profesional cualificado para ello, que se basa en una serie de criterios y métodos para calcularlo. Depende de un montón de factores como de su situación geográfica, su estado o su orientación, entre muchos otros.
Por ejemplo: Una casa de 500m2 con vistas al mar puede cambiar su valor si de repente construyen justo delante de la casa y desaparecen dichas vistas.
El «precio» es la cuantía que pagamos o solicitamos por un bien o un servicio. A diferencia del valor, sí es una cifra fija. Es la cantidad que un consumidor debe pagar por la compra de un producto o servicio o que el vendedor establece para vender algo.
El precio definitivo de cualquier bien está definido por varios elementos como los costos de producción o la oferta y la demanda del producto o servicio en sí.
Para determinar el precio de algo hay que tener muy en cuenta el valor del mismo: ¿Qué percepción social tiene el producto al que estamos atribuyéndole un precio? ¿Los posibles compradores ven su utilidad? ¿Les parece rentable pagar esa cantidad a cambio de lo que les va a proporcionar?
El precio es la cantidad de dinero que se paga para adquirir un bien o servicio. Es una medida cuantitativa que refleja la transacción financiera entre el comprador y el vendedor.
El coste se refiere a los gastos y recursos necesarios para producir un bien o servicio. Incluye tanto los costos directos como los indirectos relacionados con la producción y distribución.
El «costo» o los costes son los gastos que una compañía o una persona asume para diseñar, producir y obtener un producto o servicio. Es importantísimo tener en cuenta lo que cuesta producir algo para establecer el precio final.
Si al precio final de un producto o servicio le restas los costes de producción, obtienes el beneficio que vas a recibir por tu venta.
En los costes de producción podríamos incluir, por ejemplo, los materiales que necesitamos para fabricar un producto o la mano de obra necesaria para llevarlo a cabo.
Pero también podríamos incluir otro tipo de gastos más indirectos como el dinero que invertimos en publicidad para promocionar el producto fabricado.
El precio será más alto según la calidad que se perciba de dicho bien y según los gastos que ha supuesto obtenerlo/fabricarlo. Es decir, el precio es mayor si el valor que se percibe es alto. Por el contrario, si el coste para producirlo ha sido bajo (materia prima de poca calidad) y el valor que se percibe no es muy alto, el precio final tampoco lo será.
En definitiva, la gran diferencia entre estos tres términos es que el precio es una cantidad económica concreta por la que podemos obtener algo, el coste es, valga la redundancia, lo que nos cuesta producir algo y el valor es algo mucho más amplio y puede variar con el tiempo.
Existen muchos tipos de valores en el mundo inmobiliario. A continuación te explicamos las principales diferencias entre cada uno de ellos.
Es el valor que se obtiene a través de comparar un inmueble con otros similares de la zona. Podemos calcular el valor de un piso si lo comparamos con otros pisos parecidos en un mismo territorio.
Este valor lo fija el Catastro y es el que se utiliza para determinar cuáles serán los impuestos y las tasas que deberán pagar los titulares de un inmueble.
El valor de mercado es la cantidad objetiva a la que un inmueble puede venderse en un mercado abierto en un momento determinado. Un precio razonable por el que vender o comprar un inmueble.
El valor residual es el valor de un activo cuando su vida útil finaliza y se calcula la amortización correspondiente a ese periodo de tiempo. Podemos calcularlo restando el valor de la depreciación acumulada al valor inicial de compra.
Es el valor que tiene un inmueble analizando la capacidad de este para generar beneficios.
El valor por actualización de renta tiene en cuenta los ingresos futuros que un activo puede producir. Por ejemplo: un apartamento que se espera poner en alquiler.
El valor de tasación es el valor objetivo y estimado de una propiedad tras haber sido valorada por un tasador profesional capacitado para ello.
Es necesario para determinar un precio de tasación para muchos procesos como el hipotecario.
Es lo que costaría sustituir un activo por uno nuevo si este sufriera algún tipo de deterioro.
Es el coste que deberíamos pagar por reemplazar un inmueble por otro, con características y utilidades similares. Se utiliza mucho en la valoración de seguros.
Es un concepto que establece cuánto podría valor hipótesis un edificio terminado, que en ese momento esté en construcción o rehabilitación, una vez se haya terminado.
Es decir, es el cálculo de lo que costaría algo una vez esté construido.
Es el valor que se tiene en cuenta para fijar la cantidad de financiación que un organismo financiador está dispuesto a prestar.
El valor hipotecario se determina a través de una tasación hipotecaria, realizada por un tasador profesional.
Este valor objetivo es el que figurará en la hipoteca.
Las tasaciones para cobertura de seguros son evaluaciones de valor que se realizan con el fin de determinar la cantidad adecuada de cobertura de seguro para una propiedad.
Esta tasación garantiza que en caso de pérdida o daño a la propiedad asegurada, la póliza de seguro pueda cubrir el valor real de la propiedad en ese momento.
El valor de referencia es el valor que se utiliza para establecer la base imponible de algunos impuestos relacionados con el valor de los bienes inmuebles.
Es importante tenerlo en cuenta ya que afecta a impuestos como el de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados y el Impuesto sobre sucesiones y donaciones.
Es el valor que se estima que podría tener el activo cuando finaliza su vida útil. Debido al paso del tiempo y al desgaste o envejecimiento que puede tener un bien inmueble, su valor suele disminuir.
El valor de amortización es justo esa cantidad. Se calcula restando al valor inicial de compra, el valor residual estimado.
En Arquitasa perseguimos un mundo con más valor. Un mundo en el que se mejore la vida de las personas, haciendo inclusivas las ciudades y los pueblos, utilizando energías renovables, ejerciendo un consumo responsable e incorporando modos de habitar el planeta que faciliten la vida en él.
Si conseguimos construir un mundo en el que se tengan en cuenta todas estas cosas, lograremos que tenga más valor.
Que la tasación del planeta sea muy muy alta, nos beneficia a todas.